Si queréis innovar un poco y estás harto/a del típico paté, te propongo unas tostadas diferentes.
¿Qué necesitamos?
-Una bandeja de escalivada de Mercadona (290 g) -Si prefieres hacerla casera, puedes seguir la receta de escalivada
-150 g de queso cremoso (tipo Philadelphia)
-Perejil picado para decorar (opcional)
-Tostadas caseras hechas con pan al horno o compradas
¿Cómo se hace?
Poner la escalivada en el vaso de la batidora. Escurrirla bien. La batimos pero no demasiado, si queda algún trocito pequeño de algunos ingredientes no pasa nada. Después, pasamos la mezcla a un bol y le vamos añadiendo el queso con una cuchara. Batimos manualmente hasta que no queden grumos de queso y todo quede bien mezclado.
Y ya está listo para saborearlo. Si te gusta la escalivada, esta receta te encantará.
Aveces, nos limitamos a preparar los mismos ingredientes de una manera determinada y no pensamos que puedan existir otras posibilidades que den lugar a una receta totalmente diferente. Ahora, estoy experimentando otras variantes con el pollo que se salga del tradicional pollo al horno con cítricos o pollo a la plancha con hierbas provenzales que estaba acostumbrada a comer.
Hoy comparto esta receta que tiene un particular gusto dulce pero que está muy rica.
Ingredientes:
-Pollo troceado (pechuga, muslo, sobremuslo,...).
-100 gr de azúcar
-Una cebolla grande
-Cuatro tomates
-Un puerro
-Cuatro patatas grandes
-Sal y pimienta
-Medio vaso de agua o caldo de pollo
-Aceite de oliva
¿Cómo se prepara?
Hacemos primero el sofrito. Primero, freímos la cebolla. Cuando esté lista, añadimos el puerro troceado. Cuando veamos que el puerro y la cebolla, están dorados sin llegar a quemarse, ponemos los cuatro tomates cortados. Salpimentamos y, cuando esté blandito el tomate, añadimos el medio vaso de agua o de caldo. Removemos todos los ingredientes, dejamos a fuego muy bajo unos 5 minutos. Finalmente, apartamos del fuego y reservamos.
Mientras, en otra sartén, ponemos el pollo previamente salpimentado con un poco de aceite. Lo sofreímos hasta que esté bien hecho y adquiera un color dorado. Es ahora cuando podemos añadir el azúcar y 3-4 cucharadas grandes de agua. Removemos constantemente durante 15 minutos aproximadamente hasta que adquiera una consistencia más espesa similar a la del caramelo. Por último, añadimos el sofrito que hemos preparado, mezclamos todo el contenido y lo dejamos un par de minutos más en el fuego. Podemos acompañar el pollo con unas patatas hechas al horno.
El sabor es muy dulce y sabroso a la vez, así que os recomiento que lo probéis.
Desde hace semanas quería hablar de las doggy bags. Ayer justamente ví el anuncio de San Miguel donde sale el jugador de baloncesto Pau Gasol pidiendo que le pongan la comida sobrante para llevar. Todo esto, bajo el lema "No lo tiro".
Y, ¿qué son las doggy bags? Literalmente, son bolsas para el perro. Pero, en realidad, se refieren a cualquier tipo de envoltorio, recipiente,... que se utiliza para guardar y transportar la comida que te sobra cuando vas a un restaurante (y que raramente, saborearán nuestras mascotas).
Esta costumbre tan común en Estados Unidos parece que se va extendiendo tímidamente por otros países, incluido España. Hace un par de años, comencé a verlo aquí en Barcelona cuando salía con algunos/as amigos/as aunque francamente me parecía algo extraño. Desde luego en mi ciudad natal, Córdoba, jamás lo había visto. Al principio, me resultaba raro. Tanto el hecho de que otros comensales pidieran las sobras como yo misma solicitarlas, supongo que, en este ultimo caso, por timidez o por pensar que las otras personas me mirarían mal.
Después de varias anécdotas, he cambiado el chip. Recuerdo un día que fuimos a comer calçots a una masía de un pueblo de Tarragona. Pedimos al camarero el menú calçotada El camarero nos dijo que era un menú completo pero no excesivo en cantidad. Casi al principio de comenzar ya estábamos llenos. Como entrante nos sirvieron, butifarra blanca y negra con una tostada gigante con tomate y ajo; de segundo, calçots a mansalva y, de tercero, chuletas, más butifarra, judías blancas (mongetes) y verduras a la brasa,... íbamos a reventar. Después, postres y chupitos. Como nos daba pena dejar la comida, hicimos el esfuerzo pero aquello era inhumano. Cuando estábamos por los postres, a las personas que estaban en la mesa más cercana a la nuestra, les trajeron unas bolsas con lo que no habían podido acabarse. Y nosotros, mirando con cara de tontos y con principio de empacho.
En otra ocasión, fuimos a un restaurante en el que las raciones eran muy abundantes y no lo sabíamos y, después del primer plato, ya estábamos llenísimos. Cuando nos trajeron el segundo, entrecot y solomillo con sus salsitas respectivas nos empezamos a agobiar.. Entonces nos acordamos de la experiencia "calçotera" y nos animamos a pedirle al camararo que nos lo pusiera para llevar. Y lo hemos vuelto a hacer en otras ocasiones en diferentes tipos de restaurantes.
No sé si será una buena costumbre, si no es glamurosa, protocolaria,... pero lo que tengo claro es que la comida no se puede ni se debe tirar, tampoco te vas a cogerte un empancho y si has pagado por un plato creo que estás en tu derecho a comértelo entero (ya sea en el restaurante o en tu casa). Espero que poco a poco vayamos quitándonos prejuicios sobre estas costumbres y dejar de pensar en el qué dirán los demás cuando te traigan tu bolsita con las sobras. Parece que los restaurantes cada vez están más preparados y predipuestos, así que nosotros también lo deberiamos estar.
Esta receta es de las de toda la vida. Se trata de una receta típica de la zona de Cataluña y, que curiosamente antes de vivir en estas tierras, no conocía ni había probado. Lo más similar a este plato que conocía era una ensalada de pimientos rojos con huevo duro que hacía mi madre en Córdoba. Como aquí en Barcelona es tan común, comencé a comerla y a prepararla y es de esos platos sencillos que siempre triunfan. Hay muchas maneras de presentarla: en una plato grande para compartir, en pequeñas cucharas de aperitivo, como acompañamiento, utilizando moldes, con anchoas, con atún, con queso de cabra,... También, se puede llevar en un tupper al trabajo, a la playa,... Y qué decir, está riquísima, tiene pocas calorías y es saludable.
Ingredientes (plato para picar 4 personas):
-Un berenjena grande
-Una cebolla
-Dos pimientos medianos o uno grande
-Aceite
-Sal
-Un diente de ajo
¿Cómo la preparamos?
Ponemos las verduras limpias en un recipiente para horno previamente calentado a 180º. Vertemos un poco de aceite por encima. Dejamos en el horno hasta que las verduras estén bien asadas (en mi caso, unos 45 minutos). No olvidad darles la vuelta para que se hagan bien, más o menos a mitad del tiempo, pero eso ya lo iréis viendo (según vuestro horno, el tamaño de las verduras,..).
Una vez asadas, se dejan reposar hasta que se enfríen. Es entonces cuando podemos pelarlas, quitarles las semillas a la berejena y al pimiento y cortarlas a tiras. Le ponemos aceite de oliva, sal y el ajo en pequeños trozos. Y ya la tenemos lista para degustar! Mejor a temperatura ambiente.
